EL YOGA COMO FUENTE DE SALUD Y BIENESTAR

EL YOGA COMO FUENTE DE SALUD Y BIENESTAR

Como muchos sabemos en tiempos de crisis ponemos más atención al valor de las pequeñas y grandes cosas que conforman al ser humano. La salud es una variable muy descuidada que por las prisas de la rutina y los aconteceres diarios dejamos de lado. Es momento de hacer una pausa y estabilizarse.

La ONU ha resaltado que la práctica de yoga ha sido fuente generadora de resiliencia frente a la emergencia por el COVID-19. Se ha obligado a la población a vivir en confinamiento enfrentando “una desconocida sensación de incertidumbre que afecta todos los aspectos de la vida y que detona altos niveles de estrés, ansiedad y en casos más extremos depresión”. Es ahí donde la disciplina es fundamental. Es importante hacer catarsis e impedir ser dominado por la problemática mundial para no ser afectado a niveles fisiológicos.

Según Vivian López y Alejandro Díaz-Paez: “El Yoga es un método de autorregulación consciente que conduce a una integración armónica de los aspectos físicos, mentales y espirituales de la personalidad humana. Es, además, una filosofía de la vida y una disciplina de auto perfeccionamiento que posibilita el desarrollo de la relación armónica del hombre con el medio que lo rodea”.

No es sencillo precisar objetivamente su origen, no obstante se calcula que el yoga tiene una antigüedad de más de 5000 años. Pero fuera de verlo como una práctica religiosa o no esta disciplina se refiere a una actitud personal de búsqueda y desarrollo interior.

De acuerdo a los datos de procedencia, en los descubrimientos arqueológicos excavados en el valle de Indo (actual Pakistán) se hallaron varios sellos de piedra y numerosas figuritas de personas realizando posturas yóguicas y de meditación. Tal revelación se relaciona con la “Indus-Sarasvati”.

Esta civilización está ligada a textos antiguos conocidos como “Los Vedas” (las escrituras más antiguas del mundo). El «Rigveda» y el «Atharvaveda» son textos clásicos que mencionan por primera vez el Yoga y aunque no revelan sus prácticas refieren a la vinculación directa con la respiración y referencias a centros y/o canales psíquicos. Posteriormente, 1800 y 1500 A.C., aparecieron los “Upanishads” que son los últimos Veda. En los Upanishads el Yoga adquiere una base sólida y una forma definida. Explican cómo el Ser (auto conocimiento) sólo puede conocerse a través de la Unión Profunda (Yoga) y no por la especulación.

Cerca del año 500 A.C., fue escrito «El Mahabharata» (texto épico indio). En él se explican las cuatro ramas principales del Yoga: Karma Yoga (de la acción), Bhakti Yoga (de la devoción), Jnana Yoga (del conocimiento) y, finalmente, Raja Yoga (de la interiorización), cuya traducción original sería: Yoga Real.

Otro hecho histórico importante, tiene que ver con Swami Vivekananda un monje hindú que se considera el introductor del yoga en el mundo occidental. Este hombre escribió un libro que fue la base de la práctica de experimentos posteriores de yoga, se centró en aspectos como: meditación, respiración y visualización.

No es hasta los últimos 600 o 700 años que se introduce la noción de “las asanas” (posturas) como forma de alcanzar el bienestar y cuidar del cuerpo. En la Universidad de Estudios Africanos y Orientales de Londres (SOAS), un equipo de investigadores estudia la evolución de las posturas: «son posiciones firmes y sólidas que, cuando las dominas, te puedes olvidar del cuerpo y centrar en la meditación y el control de la respiración», James Mallinson, líder del equipo de investigadores de SOAS.

Las asanas tienen efectos en el cuerpo como: el fortalecimiento de los músculos de la espalda, hombros y piernas, incrementa la ventilación del sistema pulmonar (controla la frecuencia de la respiración, la eliminación del dióxido de carbono, el consumo de oxígeno, la regulación del ritmo cardíaco y el pulso), estimula y libera tensión al contorsionar la columna, espalda y cuello, se ejercita el tórax (estimulando directamente la médula espinal y los nervios), des contractura el músculo, activa los órganos como: páncreas, hígado, vesícula biliar, riñones, estómago e intestino delgado, elimina toxinas

En la generalidad, los ocho pasos del yoga clásico son: Yama: código de conducta social, Niyama: código de conducta personal, Asana: postura física, Pranayama: regulación de la respiración, Pratyahara: interiorización, Dharana: concentración, Diana: meditación, Samadhi: superconsciencia.

La práctica del yoga hoy en día es muy diferente a cómo se hacía hace mil, o incluso, hace 100 años. Nunca ha habido una única tradición monolítica del yoga. Actualmente, se ha vuelto una tendencia practicar este tipo de multi disciplinas. Pero más allá del “trending” la práctica ancestral ha ayudado con la salud física, mental y emocional de muchas personas. Es una experiencia que genera hábitos benéficos en sus ramificaciones. En el tiempo presente se promueven muchos cursos en línea que permiten aprender desde la facilidad del hogar. Las grandes hazañas empiezan con pequeñas decisiones sobre el auto cuidado.

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