La vinculación entre inteligencia emocional y liderazgo sigue copando numerosos análisis que estudian cómo implementar esta cualidad en el seno de las empresas. Sin embargo, investigaciones como la plasmada en un artículo de Harvard Business Review (HBR) que ahonda en el trabajo de los expertos Daniel Goleman y Richard Boyatzis, muestra que la inteligencia emocional solamente es el comienzo.
Mientras que esta pone el énfasis en la psicología individual, existe una versión más centrada en la inteligencia social. Esta se trata del conjunto de competencias interpersonales construidas sobre circuitos neuronales específicos y respuestas que inspiran a otros a ser eficaces. En otras palabras, basado en la neurociencia y la biología, hay ciertos comportamientos de liderazgo que suscitan respuestas emocionales positivas en los miembros de su equipo.
Goleman también explora este tema en su obra “Inteligencia Social. La nueva ciencia de las relaciones humanas” , explicando que las personas que nos rodean tienen la capacidad de moldear y definir nuestros estados de ánimo y nuestra biología. Desarrollarla exige conocer la forma en que funcionan las relaciones y comportarse adecuadamente en ellas, algo que los mejores líderes saben hacer. “Una persona socialmente hábil podría, como lo hace un luchador de jiu-jitsu, reconocer las energías emocionales hostiles y orientarlas para que se tornen positivas“. dice Coleman.
Un importante descubrimiento neurológico que apoya la importancia de la inteligencia social son las “neuronas espejo”. Estas, descubiertas por el equipo del neurobiólogo Giacomo Rizzolattiy, son aquellas relacionadas con los comportamientos empáticos, sociales e imitativos y cuya misión es reflejar la actividad que estamos observando. A continuación te mostramos algunos indicadores fundamentales de inteligencia social.
Empatía
Los grandes líderes son conscientes y receptivos ante las necesidades y motivaciones de otras personas. Por ello, saben escuchar de forma objetiva y se aseguran de concederse ningún juicio preconcebido. Este tipo de gerentes se comunican con los empleados poniéndose en su lugar.
Sintonía con los empleados
Los administradores socialmente hábiles escuchan activamente a los demás y tienen en cuenta sus sentimientos. Por ello, son capaces de “sintonizar” las frecuencias de sus empleados y adaptarse a su enfoque para que coincida con su estilo de comunicación y liderazgo, buscando maximizar su eficacia.
Conciencia organizacional
Los líderes con un cociente social alto aprecian los valores corporativos sólidos, implantándolos de forma integral en todas las acciones y proyectos que afectan al equipo y a la organización.
Influencia
Esta sería la capacidad de un gerente para motivar y persuadir a otras personas. Al aprovechar la inteligencia social, estos líderes pueden descubrir y apelar a los intereses personales de su plantilla, aprendiendo qué es aquello que los motiva y encontrando la vía para incorporar sus pasiones en sus responsabilidades y tareas diarias.
Capacidad de mentorización
Aquellos líderes emocional y socialmente maduros son capaces de entrenar y brindar mentorización personalizada a los miembros de su equipo con amabilidad, contribuyendo a su progreso y evolución dentro de la compañía.
Inspiración
Este tipo de jefes con altos índices de inteligencia tanto social como emocional tienen el poder de articular una visión convincente que inspire al resto, genere cohesión y sensación de comunidad y pertenencia en la empresa. Estos líderes son capaces de explicar por qué el trabajo importa y conectar directamente las pasiones individuales y colectivas de la plantilla con las metas de la organización.
Cooperación en equipo
Un buen líder conoce a fondo la importancia de la cooperación en equipo como medio para formar vínculos sólidos y duraderos y subir la moral y la motivación intrínseca de los trabajadores. Por ello, brinda espacio para que todos puedan expresar sus opiniones y generan dinámicas de equipo útiles para obtener feedback valioso.
Vía Ticbeat