¿Por qué nos emocionamos tanto cuando nos leen un cuento antes de dormir? Incluso en la memoria. El pensamiento simple de aquél momento en que –sin saberlo- estábamos siendo acompañados al inicio de un viaje en busca del tesoro.
Muchas personas se cuestionan cómo comenzar a tener una lectura plena, cómo introducir el placer por la lectura desde la infancia, hasta la adultez. En este sentido, es importante mencionar que el acceso a la literatura es mayor cada día. Sin mencionar que los universos literarios no tienen candado.
No hay cerradura para aquello que nos brinda una historia, lo que sobrepasa las cualidades básicas del libro (extensión, temática, prestigio) … Un tanto viene de la capacidad de llevarnos en una carretera hacia el océano, otro poco al transportarnos en una nave hacia el espacio exterior, cuando somos: piratas, magos, acróbatas, reyes, esclavos, o podemos usar un antifaz… La soberanía de transmutar.
Ese es el verdadero poder de la literatura: dejar de lado aquello que aqueja lo cotidiano y disfrutar un momento desde lo profundo de nuestra consciencia.
Si bien, es cierto que todos los espacios culturales, así como los creadores, viven una crisis constante, asimismo, la promoción y la gestión de la lectura, la formación de lectores, son quehaceres ingratos, complejos y muchas veces mal compensados. Sin embargo, para aquellos que viven la experiencia de la creación, no existe otra forma de vivir, que inventando estos espectros y para los lectores no hay manera de sobrellevar las adversidades que leyendo estas historias magníficas. Por ello, apremia darle su valor a este evento indispensable.
En la era digital, existe un alcance mayor a la lectura, pero, ¿por qué sigue siendo un problema la iniciación a dicho ejercicio?
Una de las incidencias más relevantes es la obligatoriedad. Los seres humanos se niegan activamente o pasivamente a las instrucciones imperativas. La mayoría de las personas somos renuentes a un discurso sobre el uso “bien justificado” del tiempo.
Así pues, cuando el cuento se convierte en una tarea, se genera un aislamiento psicológico en donde la lectura se vuelve hostil —porque alguien la ordenó—.
Una forma de generar atracción hacia la poesía, el cuento, o cualquier expresión literaria, es el acompañamiento, la comparsa en una temática de gustosa.
Según la editorial VOCA, existen tres variantes sobre el ejercicio compartido de la lectura. Primeramente, a nivel cognitivo, muchos de los conocimientos se deben a las conversaciones de la vida cotidiana. Gracias a la lectura compartida, desde muy pequeños, hasta edades avanzadas, se genera la capacidad de asociación entre lo que se escucha y lo que rodea.
Además, se vuelve posible la extracción de significados. Es decir, comienza la pregunta, el cuestionamiento, los planteamientos sobre el entorno y las experiencias que se realizan en el mismo (a nivel: personal y social). También, posibilita la creación de esquemas mentales que potencian la organización de la información.
Posteriormente, hay beneficios a nivel lingüístico. Cuando se lee en voz alta (individual o colectivamente), las personas amplían su vocabulario y comienzan a conocer el uso de nuevas estructuras sintácticas.
Igualmente, se trabaja la entonación y el uso correcto de los signos de puntuación. Y todo ello mejora el proceso en el aprendizaje de la escritura. Esto viene dado, en la forma que el orador proclama la lectura (pausas, interpretación, tono, etc.) y el oyente adquiere conocimiento sobre el uso de comas, puntos, paréntesis, etc. En ambos casos, se optimiza la ortografía y la gramática.
Así pues, los beneficios a nivel emocional, son muy variados. Realizar la lectura como experiencia compartida, refuerza los lazos afectivos entre los participantes, y fomenta la exteriorización del pensamiento, el desarrollo de la acción crítica, evolución en la autoestima y, por supuesto, un mayor interés por el aprendizaje.
Por último, es importante mencionar que uno de los grandes estudiosos del tema, el pedagogo brasileño Freire, brindó aportaciones en el campo educativo sobre la «concientización» social y la acción liberadora por medio de la alfabetización, así como el aprendizaje de la lectura y escritura.
Este intelectual, lanzó su proyecto de “círculo de lectura”, los cuales hicieron contrapunteo a una de las instituciones fuertes de la modernidad: la escuela. Desde allí, pretendió hacer la acción que la escuela negaba: la democratización de la cultura y el acceso crítico de la comunidad a las prácticas de lectura y escritura. Mencionaba la pasividad de la dinámica lectora y le daba el atributo de transición a la literatura de diálogo y la pedagogía crítica como elementos base de sus círculos.
Finalmente, la experiencia literaria compartida es un impulso a la generación de empatía y valores de cohesión social. Así pues, la literatura es un viaje a mundos nuevos. Que el viaje sea un pretexto para interiorizar lo que somos, lo que son los demás y de allí se genere un vínculo de entendimiento y progreso para mejorar un poco más el mundo.