El escritor Haruki Murakami dijo que “cada persona tiene su propio color, una tonalidad cuya luz se filtra apenas a lo largo de los contornos del cuerpo. Una especie de halo. Como en las figuras vistas a contraluz”. También para los proyectos creativos y las imágenes de marca el color, junto con las fuentes tipográficas, cobra una especial relevancia como elemento identitario, el cual sirve para contagiar emociones, expresar valores o condensar la esencia de una idea.
Al tratarse de asociaciones inconscientes, en muchas ocasiones no le concedemos al color la importancia que en realidad se merece. Según los datos que aporta la nueva infografía de MDG con la que acompañamos este artículo, entre el 62% y el 90% de la evaluación inicial de una persona de un producto se basa solo en el color. Además, desde British Design Experts afirman que la tonalidad adecuada puede mejorar la lectura en un 40%, ya que incrementa la facilidad a la hora de leer y convierte los mensajes en visualmente más atractivos.
El color es un gran factor de reconocimiento de marca y alberga un poderoso simbolismo. Los clientes expresan una clara preferencia por productos y marcas que estén en línea con sus misiones previstas. Por ejemplo, el verde generalmente se asocia con el medio ambiente y la fertilidad, el color naranja a la diversión, el blanco a la inocencia, el negro al poder, a la elegancia y a la violencia, el azul a la armonía, a la espiritualidad y a la limpieza, y el dorado al dinero, al lujo y a la felicidad, entre otros.
A la hora de comunicar y vender, el rojo es más energético y capta la energía más rápido, siendo habitualmente asociado con deportes, transporte, amor o videojuegos. El azul tranquiliza y se asocia a productos tecnológicos, mientras que el amarillo estimula la actividad cerebral y suele aparecer ligado a ocio, alimentación y turismo. Por su parte, es habitual ver el verde en productos financieros, médicos, bancarios y ligados a la revolución medioambiental, mientras que el púrpura es propio de industrias de lujo y moda, entre otros ejemplos.
Según MDG Advertising, uno de los grandes errores que cometen la mayoría de los especialistas en marketing es no considerar el efecto de la tipografía en sus esfuerzos de marketing. En este marco, un estudio del MIT muestra que una buena tipografía hace que los lectores se involucren más a medida que las personas encuentran el texto más fácil de leer y se sienten más en control mientras leen. También mejora el humor y puede alterar el estado de ánimo.
Es fundamental que el tamaño de fuente sea lo suficientemente grande y el espacio entre palabras, caracteres y líneas, adecuados. Aunque no existe un color o fuente concreto que todas las marcas deban evitar o usar, los expertos recomiendan una investigación personalizada sobre la audiencia para poder brindar a cada negocio una apariencia unificada y transmitir el mensaje deseado.
Infografía | MDG Advertising
Vía Ticbeat