Miguel Hernández B. (Wosh Hernández) se presenta en Habitante
Hay muchos temas sobre los que se pudiera escribir y tratar de generar debate, empero, hoy en día no todo es tan atractivo, el poder leer un artículo, menos si se trata de uno publicado por internet; ya ni se diga que la gente tenga el hábito por la lectura o con sentido crítico en potencia, en busca de una ética más radical que permita una mejor convivencia: tolerante, transparente y justa.
Es por tal motivo, me es grato tener este espacio en Habitante, poder ejercer públicamente este oficio donde más me gusta hurgar para crear diálogos, sin más, que por el fomento a la cultura. La grandeza del ser humano consiste en poder pensar lo que habla. El error ha sido creer que podemos pensar lo que otros hablan. Eso genera conflicto siempre, violamos los límites de la libertad. Siempre queremos resolver problemas que no nos corresponden, “aspirando” casi de manera inconsciente con tendencia hacia lo “fácil” o lo que entendemos como “deber moral”. En otro orden de ideas, normalmente al hombre le gusta actuar sobre problemas ajenos, postergando siempre la resolución de los propios.
A continuación le comparto a modo de analogía un caso verídico y fabuloso, en esta ocasión no le ha sucedido al primo de un amigo, si no, que de viva expresión semántica digo y estoy, por tal, de testigo e interlocutor. Hasta aquí doy gracias a todo aquel que opte por seguir sobre esta línea, y debo sugerir que si existe alguna actividad que usted tenga pendiente y por tal, posea poco tiempo para leer este texto, entonces, cierre esta página ahora mismo y regrese cuando tenga la disposición de conocer esta historia, que les juro, puede ser de su completo interés. ¿Cómo lo sé con suma seguridad?… Puesto que este servidor al igual que tú, yo también piensa, siente, cree y fomenta la creación de arte contestatario, al igual que tú, tengo muchos miedos, fobias, traumas y cansancio por la vida, aunque, también tengo virtudes, tengo potencias, planes, proyectos, pero por supuesto, debo admitir que tengo historia. La mía, por cierto, no comenzó hace veinticuatro años, a las 9:15 hrs de un seis de Noviembre. Mi vida no es tan simple, soy como el viento, la tradición viene antes de mí. Al igual que tú, me enfrento todos los días a la misma realidad en esta ciudad, y sé que sin duda como esta, en el mundo hay muchas similares, quizá unas peores, gobernadas con mano dura y desigualdad. Otras, ilusoriamente más autónomas y justas. Pero, en este texto no hablaremos de política ni de temas denominados “reflexivos” pero, al igual que tú, aspiro a alcanzar a librarme de todos esos prejuicios que acallan la intensión de expresarme claramente, entonces, cuando por fin puedo lograr guardar silencio; tanto el externo como el interno, dejar que el corazón hable y la semilla este quedando sembrada, para que en un futuro próximo nos hallemos cosechando un pensamiento más crítico con revelaciones vitales.
Mira la primera publicación de Wosh Hernández: ¿SALVÉ, O MATÉ?
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