<desde la profundidad de las masas>
Humanamente debo admitir que es verdad, todo lo que suelo expresar son sólo producto claro de mis delirios que, aparentemente me impiden percibir la realidad como normalmente es percibida por la gente denomina «ordinaria». Es cierto pues, lo que suelo contemplar como vital no es exhibido en ninguna tienda departamental. Lo que me nutre de sabiduría y tranquilidad se encuentran en la vida misma, me son de utilidad para sustentar estas ideas y hacerlas trascender hasta la realidad.
El facto o arte, nos comunica con el resto de nuestros hermanos; pues todos somos hijos de la misma tierra. por tal, voy de agrado en saludar y agradecer a todas esas energías que me motivan y promueven a no retroceder en esta carrera acelerada por sobrevivir y vivir con la responsabilidad de ser firme en mis axiomas: vivir apasionado y entregado a la sinceridad.
El libre albedrío debería hacernos ascender hacia algo parecido a la libertad, sin embargo, no siempre resulta ser así. Somos propietarios de lo que abiertamente decimos y esclavos de lo que pensamos y cobardemente callamos, esa es nuestra elección. Cuando decido externar mis opiniones, no busco que otros sufran con mis expresiones, en todo caso, quien debe sufrir lo que se dice es uno mismo.
Tal vez esa imagen de calvario no me pertenece ni creo merecerla, sin embargo, sé que hoy, en este papiro digital introyectaré todo el dolor, temor, rencor, sufrimiento, injuria, avaricia y todo mi orgullo, así como todas aquellas bacterias que no me son de utilidad. Así, al dejar todo guardado en este baúl, posiblemente; por el éxito que así sea, mañana me encontraré en este mismo sitio con la misión inapelable de lograr a toda costa de dejar de hacer daño al prójimo con mis acciones.
Debo estar seguro que a través del trabajo y la constancia del mismo, los hechos hablaran por si solos. trabajar en equipo no debe ser motivo para desconfiar de los colegas, pues todos somos hermanos, y entre ellos no se dañan, se brindan protección.
Esto para mí, es el momento transitorio entre lo que se piensa sin complejos y lo que se hace con desinterés de las cosas mismas, así es como me adentro en la difícil tarea de opinar sin daños colaterales. quién se sienta tan glamoroso e inefable en pertenecer atento con lo que digo, notará como por mis pensamientos se realizan mis acciones y que en ellas no hay lugar para el daño. soy simplemente quien narrando su verdad vuela a explorar la realidad social, sin discursos que pretendan ser aburridos, sólo buscando ser opiniones que generen criticas y nuevas perspectivas. El público a quién dirijo estas líneas deben ser comunes como yo, no intelectualoides que ya estás cegados por tantos estereotipos que dividen y merman nuestra sociedad nacional.
Sin más, hasta la próxima vez que me ilumine el demiurgo y la soledad me invite a gritar de nuevo.